Siglo XXI. Petróleo, minerales, agua, carne, pescado... ¿Qué más desearía tener un continente dentro de sus fronteras?
Este es el caso de América del Sur, un continente tan rico como pobre. La región Sudamericana se encuentra actualmente en un decrecimiento económico continuo, causado por la falta de diversificación de sus exportaciones, que bien se contradice con la enorme suma de recursos de los que disponen.
El continente Sudamericano se postulaba como una potencia mundial, capaz de elevar su riqueza a niveles como los de Estados Unidos o Europa en el Siglo XX. Pero llegado el Siglo XXI sigue siendo un continente subdesarrollado.
Los altos niveles de corrupción y la ineficacia de las instituciones gubernamentales, han llevado a esta región al hundimiento económico. Tras la crisis sufrida en la década de los 80 (crisis de la deuda petrolífera) causada por la enorme deuda externa que acumulaban los países de la región, la economía del continente se desplomó, el poder de adquisición de la población cayó, y el valor de las monedas sudamericanas se redujo de manera drástica, llegando a causar una crisis que aún deja sus huellas. La deuda creció en mayor medida que las exportaciones, que se vieron reducidas por impactos externos al Continente, la redistribución de la renta se hizo imposible ante la falta de dinero, y la diferencia económica entre las distintas clases sociales aumentó.
Los intentos por resolver esta crisis han sido varios, Instituciones de unificación del Continente han sido creadas, la liberalización económica se ha introducido en la mayoría de países, pero la brecha económica sigue en aumento.
Tal vez fuera la falta de diversificación de las exportaciones lo que hizo que América del Sur no pudiera superar esta crisis, tal vez fueran las Instituciones y su ineficaz actuación, o tal vez fuera una mezcla de ambos factores, pero la consecuencia es única: América del Sur sigue estancada.
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